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 CARTA A MIS ALUMNOS 

DE LA NEGACIÓN A LA REALIDAD: MI TRASFORMACIÓN DE LAS ARTES MARCIALES TRADICIONALES A LA DEFENSA PERSONAL REALISTA 

Jose Vicente Chaquet Aznar 

Cofundador y presidente de la AFIA 

Durante cuatro décadas, he practiqué artes marciales, especialmente Hapkido, aunque algunas veces sentí la necesidad de otras disciplinas y las integré con devoción y disciplina. Mi esfuerzo y constancia me llevaron a obtener danes, los cuales, en su momento, representaron para mí un salvoconducto hacia el respeto y la admiración. Sin embargo, mi ego y mi falta de aceptación del conocimiento sobre el entrenamiento realista no me permitían ver más allá de lo que creía autentico. Me aferré a lo que había aprendido, sin cuestionarlo ni analizarlo desde una perspectiva más honesta y efectiva, lo que me llevo a cometer un error. 

Es difícil aceptar la realidad cuando has dedicado tantos años a construir una identidad en un camino que, con el tiempo, descubres que no era el correcto. Aún más difícil es asumir que aferrarte a él significaba frenar tu propio ascenso en los grados, limitando tu evolución por no cuestionar antes la realidad con humildad. 

Cuando la verdad se presenta ante ti, no siempre es fácil reconocerla, y mucho menos asumir que has estado equivocado. Sin embargo, gracias a ciertas experiencias y situaciones que me hicieron replantear mi perspectiva, logre tomar conciencia de la realidad. Me di cuenta de que la verdadera eficacia no siempre coincide con lo que durante años di por sentado. 

Hace muchos años, con una visión renovada, asumí el cambio y di un paso al frente alejándome de la obstinación y de mis malas elecciones del pasado. Me pesa el tiempo desperdiciado, el rigor que no tuve y el enfoque realista que no supe aplicar. A todos aquellos alumnos que entrené durante tantos años, les pido perdón. Lamento no haberles ofrecido la preparación que realmente merecían y a ver malgastado su tiempo tan valioso, lo siento de corazón. Ojalá hubiera comprendido antes que el respeto y la admiración deben ganarse no solo con grados y títulos, sino con la honestidad de enseñar en lo que realmente crees. 

A lo largo de mi trayectoria en las artes marciales, he tenido la oportunidad de cosechar muchas amistades y bastantes más enemistades (Por mi falta de formalidad en las gestiones burocráticas durante el desempeño de mis cargos, y por haber sido un desastre olvidadizo y poco eficiente, ofrezco mis más sinceras disculpas a todos los afectados). 

Pese a ello, atesoro momentos únicos que, sin duda, quedarán grabados para siempre en mi memoria. Mis comienzos se forjaron a base de ilusión y de una gran pasión por este noble arte, donde descubrí la importancia del respeto, la necesidad del compañerismo y el valor incalculable de la amistad. 

Hace más de veinte años, dejé de confiar por completo en la efectividad de las artes marciales. Ante esa adversidad y falta de claridad, decidí comenzar un nuevo proyecto y comenzar mi propio camino. Así nació la AFIA (Asociación para la Formación Integral de la Autodefensa), un proyecto que pusimos en marcha un grupo de alumnos con el objetivo de investigar, desarrollar y ofrecer una formación de calidad en materia de defensa personal. Y poder liberarnos de las directrices forzadas y las reglas tácitas y cerradas de no cambiar las técnicas anticuadas de la federación que entonces representábamos, a aplicaciones modernas y más efectivas ante agresiones reales y a formar un camino libre en nuestra andadura, sin unirnos a ninguna organización que nos obstaculizara nuestras metas. 

A lo largo del camino, jamás abandoné mi compromiso con la investigación y la mejora continua, buscando siempre nuevas metodologías, técnicas y enfoques que realmente resultaran efectivas en situaciones reales. Gracias a este esfuerzo constante, la asociación ha crecido y se ha consolidado, siendo ahora una oportunidad para quienes deseen una preparación integral, eficaz y con entrenamiento realista. 

Con el paso del tiempo, los demás integrantes que inicialmente formaron la AFIA decidieron tomar rumbos distintos, inclinándose por otras formaciones federativas y manteniendo su vínculo con el ámbito marcial tradicional o sistemas de defensa. Aun así, yo seguía convencido de que, para formalizar la AFIA, necesitaba invertir tiempo, estudio y un profundo desarrollo en mi tecnificación y conceptualización y adaptarlo al rigor del entrenamiento realista. 

Durante ese periodo, no dejé de impartir clases de Hapkido, enfrentándome a un temor constante: el miedo de dar a conocer definitivamente la iniciativa de alcanzar un cometido dirigido a consolidar una defensa personal realista y eficaz y la de explicarles a mis alumnos el cambio radical que iba a proponerles. Aunque las técnicas y metodologías de AFIA no resultan tan vistosas como las técnicas de las artes marciales tradicionales sin una verdadera oposición física, la AFIA si está diseñada para responder eficazmente ante agresiones reales, destacando además la importancia de una sólida formación física y psicológica para enfrentarse a la desescalada de las agresiones, la ira y otros muchos factores que simplifican y hacen más completa la defensa personal. 

Gracias infinitas al pequeño grupo de alumnos de Agullent (el mejor grupo de toda mi trayectoria profesional, sin lugar a duda) quienes aceptaron mis condiciones sin dudar. Entre ellas, en un principio debieron desprenderse de lo aprendido que habían obtenido con otro profesional al cual admiro y respeto, para comenzar de nuevo desde cero (mi admiración más sincera). Este paso fue fundamental para perfeccionar movimientos y aplicar correctamente las tácticas y estrategias de defensa personal, combinándolas con las enseñanzas del Hapkido que por entonces aún seguía ejerciendo. 

Nunca podré agradecerles lo suficiente el apoyo y la confianza que me brindaron durante el proceso de transición hacia la AFIA. Su dedicación y disposición a explorar una nueva perspectiva han sido pilares esenciales en la consolidación de este proyecto, y siempre llevaré con orgullo su ejemplo y camaradería en mi corazón. 

Con determinación y constancia y superadas algunas dudas. Poco a poco, mi trabajo ha ido dando frutos, demostrándome que el camino elegido —pese a las críticas de “algunos”— podía prosperar en un sistema sólido, cuyo objetivo fundamental es ofrecer soluciones contundentes y realistas para la autodefensa. Hoy en día, miro atrás con satisfacción, consciente de que la AFIA se ha fortalecido gracias a la dedicación y al enfoque realista. 

Me siento profundamente orgulloso y satisfecho de ver cómo nuestra labor junto a mis alumnos va dado frutos, y continuare transmitiendo estos conocimientos y expresando mis conceptos y criticas constructivas en artículos de opinión en la web oficial de la AFIA, Y por otro lado trato de enfocarme en el empoderamiento personal y la promoción de la seguridad integral a través de la educación teórica. Formando a personas interesadas en charlas y cursos teóricos para aumentar la concienciación y fomentar la prevención, reconociendo que incluso esta formación teórica resulta de gran ayuda en situaciones de agresión y violencia. En definitiva, se busca fortalecer el autocuidado y la defensa personal de manera integral, creando una cultura resiliente ante cualquier eventualidad. 

Mi objetivo sigue siendo el de formar personas seguras y capaces de enfrentarse a los retos de la defensa personal, sin caer en las limitaciones de una sola corriente o estilo. 

Por último, mi recorrido marcial siempre ha sido un camino libre de obstáculos, donde me he ido cuando lo he creído necesario, sin que nadie usara la falta de respeto hacia mi persona. Siempre valorare profundamente la esencia de las artes marciales, pues, aun cuando no siempre resultan realistas en su cometido, han sido un pilar fundamental para encontrar la humildad y afianzar valores como la amistad y el respeto. 

Con estas palabras, reafirmo mi compromiso con las artes marciales y todo lo que me han enseñado, porque más allá de las circunstancias o de sus carencias en ciertos aspectos, han nutrido mi pasión y me han permitido crecer como persona. 

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